Si alguna vez ha caminado por una fábrica, un almacén o un aparcamiento, es probable que haya visto el mismo problema: suelos de hormigón que se llenan de polvo, se agrietan o se desgastan con el tiempo. Es un quebradero de cabeza habitual tanto para constructores como para propietarios. Pero hay una solución sencilla y duradera: endurecedores del hormigón.
Estos productos hacen que los suelos de hormigón ordinarios sean más resistentes, densos y duraderos, evitando el polvo, las grietas y el desgaste de la superficie, incluso con cargas pesadas y tráfico constante. Veamos qué son, cómo funcionan y por qué son importantes.
¿Qué es un endurecedor de hormigón?
Un endurecedor de hormigón, a veces llamado sellador de hormigón o densificadores un líquido no tóxico a base de agua que penetra profundamente en la superficie del hormigón, normalmente entre 3 y 8 milímetros. En el interior del hormigón, reacciona con el calcio libre para formar silicato cálcicoUn compuesto fuerte que rellena los pequeños poros y refuerza toda la estructura de la superficie.
¿El resultado? Un suelo más denso, duro y libre de polvo que puede soportar la presión, la abrasión y el desgaste diario durante décadas.
Tipos de endurecedores del hormigón y cómo funcionan
Existen tres tipos principales de endurecedores del hormigón, cada uno con sus propias características y usos más adecuados.
1. Endurecedores inorgánicos (tipo más común)
Ingredientes principales: Silicato de sodio, silicato de potasio, fluorosilicato de magnesio, nano sílice y óxido de aluminio.
Cómo funcionan:
Estos endurecedores se filtran en el hormigón y reaccionan con el hidróxido de calcio, un subproducto de la hidratación del cemento. La reacción crea hidrato de silicato cálcico adicional (C-S-H), el mismo compuesto que da al hormigón su resistencia natural. Este proceso rellena los huecos internos y hace que la superficie sea más densa y resistente.
Son ideales para la mayoría de los espacios industriales, como aparcamientos, almacenes y talleres.
2. Endurecedores orgánicos (tipo especial)
Ingredientes principales: Resina epoxi, poliuretano o acrílico con agentes de curado y cargas minerales duras como cuarzo o corindón.
Cómo funcionan:
Éstas forman una película protectora continua sobre la superficie en lugar de penetrar en profundidad. La capa de resina sella el suelo, haciéndolo más elástico, resistente a la corrosión y más fácil de limpiar.
Son perfectos para entornos con necesidades especiales, como plantas de procesamiento de alimentos (resistencia a ácidos y álcalis) o fábricas de electrónica (suelos antiestáticos).
3. Endurecedores híbridos (tipo pesado)
Ingredientes principales: Mezcla de silicatos inorgánicos y resinas orgánicas, a veces con fibras de refuerzo como polipropileno o fibras de acero.
Cómo funcionan:
Esta combinación proporciona resistencia y flexibilidad. El componente inorgánico penetra y endurece la superficie, mientras que la resina orgánica añade dureza y resistencia a las grietas. Las fibras de refuerzo ayudan a evitar el desconchado y mejoran la capacidad de carga.
Los endurecedores híbridos se utilizan habitualmente en zonas de mucho tráfico y carga, como pistas de aeropuertos, puertos y centros logísticos.
¿Por qué utilizar un endurecedor de hormigón?
El hormigón ordinario tiene muchos poros microscópicos que lo hacen débil, polvoriento y propenso a agrietarse. Con el tiempo, la presión, la humedad y el tráfico lo descomponen.
Los endurecedores de hormigón solucionan este problema sellando y reforzando los poros, lo que convierte el suelo en una superficie de hormigón. superficie sólida, similar al acero. Tras el tratamiento, la dureza, resistencia y resistencia a la abrasión del suelo mejoran drásticamente. También es resistente al agua, al aceite y a los productos químicos.
Como la superficie es más densa y menos porosa, el mantenimiento es sencillo: no es necesario encerar ni utilizar productos químicos de limpieza pesados. A menudo basta con un enjuague rápido con agua limpia.
Mientras que el hormigón sin tratar puede empezar a llenarse de polvo o agrietarse a los seis meses, un suelo endurecido puede durar 30 años o más con el uso regular.
Cómo aplicar un endurecedor de hormigón
No siempre se necesitan profesionales: con las herramientas adecuadas, es posible hacerlo uno mismo. He aquí cómo:
- Limpia el suelo. Elimine el polvo, la grasa y los restos para que el endurecedor pueda penetrar correctamente. Repare cualquier grieta o agujero y pula la superficie para alisarla.
- Aplique el endurecedor. Mézclelo con agua (normalmente 1:3 a 1:5) y rocíelo o páselo uniformemente por la superficie. Deje que se absorba y actúe.
- Repite el proceso. Una vez seca la primera capa, limpie la superficie y aplique una segunda capa para conseguir una penetración más profunda y una protección más duradera.
- Pulir la superficie. Una vez que el endurecedor haya reaccionado (unas 24 horas después), utilice una amoladora de suelos o una pulidora con almohadillas de resina para crear un acabado brillante. Con el tiempo, el brillo aumentará de forma natural a medida que se utilice el suelo.
Lo esencial
Los endurecedores de hormigón son una de las formas más sencillas y rentables de prolongar la vida útil de los suelos de hormigón. Tanto si gestiona una fábrica, un almacén o un aparcamiento, la aplicación de un endurecedor puede transformar una superficie polvorienta y quebradiza en otra resistente, brillante y fácil de mantener, y así permanecerá durante décadas.